Patek Philippe Gondolo 3519 1970 Cal. 23-300, a cuerda.

Sólo Patek Philippe sabe verdaderamente cómo diseñar un reloj muy simple, de dos manecillas, sin ser vacío o excesivamente sobrio, con las gracias justas, con la seriedad clara, pero nunca falto de detalle… es esta una obra maestra: el Gondolo de referencia 3519.

Ahora la historia 🇧🇷. ¿Por qué Gondolo?

En 1872, HACE MÁS DE 150 AÑOS 🤯, la firma suiza número 1 forja un lazo con un nuevo distribuidor en Río de Janeiro, Brasil: «Gondolo & Labouriau». Su relación comercial fue tan cercana y fructífera que Patek Philippe decide de forma inédita lanzar un reloj exclusivamente para la joyería brasileña. Estos exclusivos relojes, certificados como cronómetro, eran relojes «de forma», es decir, no eran los tradicionales relojes redondos clásicos que dominaban la producción general de la firma, sino que se atrevían a un concepto artístico nuevo.

Parte de esta relación especial con Gondolo & Labouriau venía dada por su manera creativa de vender y publicitar los relojes… entre sus ingenios, considerando que los relojes Patek Philippe SIEMPRE fueron muy costosos y exclusivos, implementaron un sistema de «lotería», en que el ganador se llevaba un Chronometro Gondolo, mientras los demás financiaban la pieza. Además, formaron un club de aficionados, pionero en usar prendas de vestir como publicidad: los sombreros 🎩 con la inscripción Gondolo & Labouriau. Un ejemplo temprano de marketing de estilo de vida que encajó a la perfección con el aura de exclusividad de Patek Philippe.

Este Gondolo 3519 es heredero directo de esa tradición de relojes de forma, refinados y geométricos, que expresan elegancia en su estado más puro. Su caja rectangular en oro amarillo de 18 quilates, de proporciones exquisitas de 25 × 33 milímetros, se construye con ángulos rectos, firmes y arquitectónicos, como si fueran columnas doradas que enmarcan el tiempo, con cierto aire Art Déco fusionado con una sobriedad impecable en su dial. No hay adornos superfluos, sólo líneas tensas y superficies bruñidas que atrapan la luz de manera casi escultórica.

En su esfera dorada satinada, la sobriedad alcanza su cima: dos simples manecillas bastón y un pequeño conjunto de índices aplicados… y a las 12: «PATEK PHILIPPE GENÈVE». 

Eso es todo, y al mismo tiempo, eso es suficiente. La sabiduría de Patek Philippe está en entender que la complejidad no siempre es sinónimo de grandeza. Aquí, la grandeza está en el silencio, y la complejidad en lo conciso del diseño, en la economía de los gestos, en la convicción de que la verdadera elegancia se expresa con lo preciso 👏.

En su interior nos encontramos con la maestría suiza en persona, el calibre 23-300. Esta maravilla fue producida aproximadamente entre 1956 y 1975, y representa una de las cumbres discretas de la relojería manual ginebrina. Concebido en el formato de 10 líneas (23 milímetros de diámetro y apenas 3 milímetros de altura), fue un movimiento de cuerda manual concebido con la obsesión artesanal que distingue a la casa: ajustado a 5 posiciones, puente de tren elegantemente curvado, 18 rubíes, frecuencia de 21.600 alternancias por hora, volante Gyromax de regulación libre y espiral con sobreespiral Breguet, protegido por sistema KIF contra los choques… y además con un ajuste isocrónico maniático, propio de la firma rey de la alta relojería. La consigna «ISOCHRONISM» grabada en el movimiento no es fortuita: declara que el movimiento fue ajustado manualmente por un regulador maestro, no solo a posiciones y temperatura, sino también para preservar la constancia del ritmo a lo largo de toda la reserva de marcha. Esto es ya un punto de exigencia y sofisticación REAL que no encontramos en cualquier reloj, por más fino o elegante que parezca. Esto es habilidad técnica y nobleza mecánica puras.

Esta proeza mecánica, por supuesto, ostenta el Sello de Ginebra, una garantía de origen y acabados con la más ALTA JERARQUÍA HOROLÓGICA, y su nivel de decoración manual -ángulos biselados, perlado, Côtes de Genève-  lo sitúa entre los movimientos más finos de su era. 

Como podemos apreciar, este sello aparece grabado directamente sobre la platina principal, en dorado 🤩. Es la firma de una época donde Patek no solo fabricaba con perfección técnica, sino también con una dimensión moral incomparable del oficio relojero, una declaración de integridad y excelencia artesanal: «SOMOS LOS MEJORES DE TODOS».

Ese pequeño sello dorado, tan discreto, es en realidad una corona de legitimidad 👑: el alma de Ginebra grabada en acero y oro… no hay punto horológico más alto que esto.

En la historia de los calibres de Patek Philippe, el 23-300 es considerado el punto álgido de los movimientos de 10 líneas a cuerda, un epítome de equilibrio entre delgadez, precisión y belleza mecánica… una miniatura viva de lo que Patek entendía como perfección relojera.

Señores… si llegaron a este punto de la descripción de esta obra de arte es porque lo entienden. Comprenden el significado de una pieza tan aparentemente simple, un reloj que no necesariamente tiene un gran peso físico, pero que tiene un peso histórico y horológico suficiente para romper cualquier balanza 🥇. 

La sabiduría y jerarquía de la firma más alta de la relojería, comprimida en una obra maestra, que en muñeca se siente como debiera: seriedad máxima. 

Una pieza que no busca gritar presencia: su voz es la del refinamiento silencioso. En muñeca es joya, es arquitectura, es filosofía de diseño aplicada al tiempo. Una lección de cómo la simplicidad, cuando es sabia, se convierte en eternidad 🕰️.

🔸 Precio: $5.990.000.

🔸 Marca: Patek Philippe.

🔸 Período: Década de 1970.

🔸 Modelo/Referencia: Gondolo 3519.

🔸 Movimiento: Patek Philippe 23-300, a cuerda.

🔸 Medida de la caja: 25 × 33 milímetros sin incluir su corona.

🔸 Material de la caja: Oro amarillo sólido de 18 quilates.

🔸 Distancia de asa a asa: 33 milímetros.

🔸 Distancia entre asas: 20.5 milímetros.

🔸 Material del brazalete/correa: Correa de cocodrilo.

🔸 Accesorios: Incluye estuche y tarjeta individual Relojes Club.